El sábado 11, estaba deseoso de escuchar a un par de grupos, en el genuino festival musical “Palencia Sonora”. Así las cosas, junto con un amigo y mi mujer, nos compramos las entradas la semana anterior, por eso de ahorrarte 5 euros, justo lo que valía una copa.
Ya en vísperas, comentándolo con otro amigo, me dijo que él no se animaba porque habían cambiado el lugar de las actuaciones, del Pabellón “Marta D.” al frontón de al lado. No le presté demasiada atención a dicho comentario.
El día 11 no podía dar crédito a mis oídos. El sonido era ruido ensordecedor, ininteligible, desagradable, decepcionante. No me lo podía creer, sentí que estaba viviendo un mal sueño. Pero es que ni las canciones que te sabías sonaban a algo que se les pareciese. He de reconocer que al Grito de Harpo llegué tarde, Los Coronas y Arizona B. sonaron regular, pero Standstill y Supersubmarina (que eran los que me interesaban) fueron auténticamente un fraude de sonido. El último grupo, que no sé ni cómo se llamaba, tocaba música electrónica, y bueno, mi opinión sobre ellos pues no sería interesante.
No sé quién será el o los responsable/s, del cambio de escenario, del acto en sí, pero desde luego, prestigio, lo que todos entendemos por calidad, este “Palencia Sonora” no ha tenido nada. Y es que estas cosas también son importantes de cuidar. Ahora entiendo a mi amigo, cuando decía que él este año no iba a ir al Palencia Sonora por el lugar elegido para los conciertos. Y es que mi amigo tiene el culo pelao de ir a conciertos, y no es que los grupos no fueran interesantes, pero…..
Cambiando de tercio, por allí estaba Alfonso (si fuera a la misa de San Antolín diría Polanco). Muy bien arropado por algunas de sus concejalas –que yo conozca- y por gente de la prensa. Algunos de éstos últimos demasiado colegas, o eso me pareció a mí.
Pues si señores/as, allí estaba Alfonso, con camisa clarita de rayas, que no pegaba, joder. Parecía que venía de comer de casa de los padres de la novia. Estos del PP son majos, pero de estilismo, ni puta idea. Me han dicho a mí las malas lenguas que a nuestro alcalde, le gusta poco ir de procesiones. Bueno de momento el sábado se tragó una, bueno media, ya que se fue a mitad de concierto –aunque con la mala calidad del sonido no me extraña-, y el domingo la procesión en honor a San Antonio de Padua. Pues no seré yo, el que le anime a ir a todo evento social que se organice en esta nuestra ciudad. Creo que no tiene que intentar parecerse a Heliodoro, porque le será imposible. Se puede ser un buen alcalde sin ser abrazafarolas. Y malo también.
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